Antes de hablar sobre
la posible relevancia política que tiene el perspectivismo en la actualidad, es
preciso mencionar a Montaigne, en concreto, sus ensayos, donde lleva a cabo un
buen análisis mental, basado principalmente en cuestionar la actitud de las
personas. Es importante ver las diferencias que el autor establece con respecto
al escepticismo clásico, según el cual, nada es objeto de conocimiento. Montaigne,
aparte de no comprometerse con nada, añade al escepticismo clásico lo siguiente
: “la duda de su propia duda”, es decir, el escepticismo moderno duda de que la
afirmacion “no podemos saber nada” del escepticismo clásico sea tan sólida y
convincente. En general, Montaigne establece algunas diferencias con respecto
al escepticismo clásico, por ejemplo, al dirigir la duda hacia las capacidades
cognitivas del sujeto. Aquí ofrece una ruta que los clásicos no dieron: mirar
hacia dentro y darse cuenta de que somos seres con capacidades cognitivas.
El escepticismo en
Montaigne es una forma de perspectivismo. De hecho, en sus ensayos, hay un
determinado momento en el que adquiere una postura perspectivista. Realiza un
estudio sobre los animales, centrándose en cómo perciben estos la realidad de
una forma distinta a la de los hombres, y a raíz de esta reflexión es cuando surge
en él la idea del perspectivismo, concluyendo que los puntos de vista son múltiples.
Montaigne es
consicente de que, cuando se establece una conversación entre varios hombres, generalmente
nace la discusión entre ellos, y el hecho de discutir, es la evidencia de que
existe el desacuerdo. La conclusión de lo anterior es la siguiente: por regla
general, los hombres tienen opiniones distintas, lo que a Montaigne le lleva a
decir que no podemos saber nada con certeza.
Teóricamente, para
Montaigne, no hay certeza absoluta, porque según sus argumentos, todo es
relativo y subjetivo, y de acuerdo con esto, se hace evidente que no puede
haber nada verídico al cien por cien.
En este sentido, sí
podemos encontrar actualmente relevancia del perspectivismo de Montaigne en la
política actual.
Se da por sabido que
el sistema político vigente en la mayoría de los estados es la democracia. Lo
ideal en este sistema político democrático, sería que todos aquellos partidos
que lo integran, llegasen a un acuerdo. Ciertamente, no hay ningún partido que
tenga una verdad absoluta ni un sistema de gobierno que sea perfecto. De hecho,
nunca ha sido así, ya que, siempre habrá gente que esté en desacuerdo, a favor
de un partido o de otro, e incluso entre los integrantes del propio partido,
siempre habrá sectores que no estén a favor de determinadas ideas, ya sea total
o parcialmente.
Teniendo en cuenta
lo dicho, en la democracia, se debería hacer lo siguiente: cada partido tendría
que exponer sus ideas, con el objetivo de establecer un consenso para que el
país pudiese evolucionar de forma adecuada, es decir, tener en cuenta las
opiniones del pueblo para llegar a un bien común.
Cada partido tiene
sus ideas, su punto de vista, y por ello, la opinión de uno no debería sobreponerse
a la del otro sin tener en cuenta ninguna de las propuestas del partido
contrario, porque precisamente, el hecho de que en un determinado estado, un
partido político sea el que gobierne por haber sido el vencedor de unas
elecciones, no quiere decir que no haya otra gran parte de la sociedad que esté
a favor de las propuestas de otros partidos, por ello sería injusto no tenerlas
en cuenta. Según esto, lo bueno que tendría el perspectivismo en un sistema
político sería que, el conjunto de partidos, expusiesen sus opininiones para el
progreso del estado e intentasen llegar a un consenso para conseguir, de esta
forma, que la situación del país pudiese mejorar. Esto sería ideal. Pero sin
embargo, la situación actual es otra. Al final, esos distintos puntos de vista
se acaban superponiendo unos sobre otros, es decir, lo que se tiende en la
actualidad es justo todo lo contrario al perspectivismo. Ahora, hay una idea y
un punto de vista que un partido defiende, que lo considera absoluto y lo
impone al resto de personas, independientemente de que estén a favor o en
contra.
Esto siempre ha sido
así, siempre ha habido gente que intenta superponer sus ideas sobre el resto,
porque en el fondo, todo el mundo cree que lo suyo es verídico, lo bueno, lo
cierto, lo correcto. Finalmente, el perspectivismo se acaba convirtiendo en un intento
de sobreponerse de un modo u otro a las ideas del contrario, ya sea por la
fuerza o ya sea por otros medios. La política en sí es eso, el contraste de
unas ideas con otras. Si Montaigne es un relativista, en este caso si tiene
razón, porque no habrá una verdad absoluta jamas, y mucho menos en política.
Nunca va a existir un camino recto para un país o para una sociedad. Siempre va
haber opinones, nunca habrá una absoluta certeza.
Hobbes tenía mucha
razón al decir que “el hombre es un lobo para el hombre”, puesto que de una forma u otra, cada sector
social busca su propio interés y beneficio. Según Hobbes, el egoísmo que gobierna en los hombres, hay que reconducirlo a la
convivencia y no a la autodestrucción. Para ello es necesario un pacto o
contrato, algo que la naturaleza humana no rechaza sino que desea profundamente
porque es un elemento fundamental para controlar las relaciones entre
ciudadanos. Solo mediante la constitucion
de un estado civil, es posible la convivencia y con ella la paz y la
prosperidad. El principal objetivo que Hobbes busca en una
de sus obras, De Cive, era poner fin
a la controversia, la guerra y el miedo. Para ello, construye un modelo de
estado en el que, los hombres renuncien a sus derechos individuales y lo
transfieran a la figura de uno solo que a su vez a sido elegido por los
ciudadanos. El jefe del estado tiene todo el poder, incuestionable. Los
súbditos no tienen ni voz ni voto ante las decisiones del jefe del estado, y si
no están agusto con el modelo de gobierno, no les queda otra que resignarse.
Pero sin embargo, lo que propuso Hobbes es imposible, siempre ha habido
controversias a lo largo de la historia en toda forma de gobierno, precisamente
porque no hay una opinión común respetada por todos, sino que hay varias y
muchas distan unas de otras.